Seguir una dieta para adelgazar supone examinar cada aspecto de nuestra alimentación, incluído lo que bebemos. En una dieta sana y equilibrada siempre se recomienda beber mucho porque esto ayuda a que el cuerpo elimine toxinas, se evitará la retención de líquidos, el organismo estará bien hidratado, etc. En resumen, son muchos los beneficios que nos aporta, pero podemos acabar perdiéndolos si hacemos una mala elección en las bebidas de nuestro día a día…
El agua
Es el único líquido del que el cuerpo tiene necesidad, aporta minerales necesarios para el organismo y no contiene ninguna caloría. Cuidado con algunos tipos de agua embotellada que están enriquecidas con algún sabor, ya que pueden contener grandes cantidades de azúcar.
Los zumos de frutas
Por supuesto se recomiendan tomarlos 100% naturales, recién hechos y sin añadirles azúcar, o al menos que sea una cantidad mínima. Otra opción es utilizar edulcorantes, aunque la fruta por sí sola ya suele tener sabor dulce, puedes probar primero y quizá te parezca bien sin añadirle nada.
No están nada recomendados los zumos industriales, ni siquiera aquellos “hechos a base de frutas naturales” porque solo contienen un 15-20% al que se le añade agua, azúcar y varios emulgentes como potenciadores de sabor, conservantes, etc. Si alguna vez no te queda otro remedio vale, pero siempre que puedas opta mejor por el zumo recién hecho.
Las bebidas gaseosas
No están entre las más recomendadas, pero si alguna vez te apetece puedes darte el caprichito. Si la tomas en su versión light mucho mejor, ya que llevan edulcorantes intensos en lugar de azúcar, por lo que serán menos calóricas.
El café, té e infusiones
Por supuesto puedes disfrutar de ellos, pero cuanta menos azúcar les añadas mejor. Esto puede variar según el tipo de bebida caliente que elijas, por ejemplo, si te tomas un café bombón de nada sirve que no le añadas azúcar…
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