Cuando volví de vacaciones este verano me fui a Slovakia a visitar una empresa en Poprad, estuve realmente muy poco allí, ya que me pasé más tiempo viajando que en la empresa.
Cogimos el avión desde Barcelona hasta Viena a las 12h de la mañana, llegando allí al cabo de poco más de dos horas. Para este trayecto me había llevado un bocadillo, ya que justo al llegar al aeropuerto nos esperaba un taxi para llevarnos a Bratislava, que está a 45 minutos, dónde cogíamos un tren a las 16h. Unos tiempos muy ajustados… ¡pero lo conseguimos!
Al llegar al tren, realmente hambrientos, decidimos ir al vagón comedor para ver si nos daban algo de comer, estaba abierto, pero eso no era el problema, el problema era el idioma, ya que esa camarera… ¡no hablaba inglés! Por suerte había WIFI en el tren y pude usar el traductor para que me entendiera, aunque no hubo mucho éxito ya que se fue con mi móvil a buscar al cocinero, finalmente me hicieron un plato muy rico de pollo a la plancha con arroz y verduras.
Después de 6 horas de tren llegamos a Poprad, dónde estaba la fábrica que íbamos a visitar. Llegamos realmente agotados y de nuevo hambrientos pero por suerte nos vino a recoger el Gerente de la fábrica y nos llevó al hotel para que nos aseáramos un poco y luego a cenar al Café Razy dónde las cosas fueron mucho más fáciles, ya que ese señor habló con los camareros para explicarles esto del “sin gluten” y no hubo ningún problema. En la carta había una leyenda indicando lo que era sin gluten ¡y estaba en inglés!
Me comí las crazy meat, que era una mezcla de carnes con patatas hervidas y, cómo no, mantequilla! ¡Estaba rico!
Al día siguiente, por la mañana temprano desayunamos en el hotel, dónde no tuve problema en comer unos huevos revueltos, un yogur y un poco de fruta y fuimos a la fábrica. Solo teníamos dos horas ya que debíamos coger el tren de vuelta a Bratislava porqué cogíamos el avión a las 17h. Después de visitar la fábrica y hablar de futuros proyectos, Peter nos llevó a la estación.
Ya que estaba en Bratislava, aproveché para verme con una amiga eslovaca de cuando viví en Finlandia, le dije que si le iba bien podíamos vernos a la estación. Nos habíamos visto hacía un par de meses porqué íbamos a Hamburgo a la boda de unos amigos comunes, pero nos hacía ilusión vernos de nuevo en su ciudad, pero antes, venía de nuevo lo que creíamos sería otra odisea en el tren para comer, pero no fue así ya que la camarera hablaba inglés. Comí más pollo con arroz y un poco de ensalada, pero fue suficiente para sobrevivir.
Al llegar a la estación, Paula nos estaba esperando, y el taxista también, así que no tuvimos mucho tiempo de hablar, solo unos minutos pero valió la pena verla de nuevo. ¡Siempre es bonito ver a amigos de lejos!
De nuevo en Viena, tuvimos que esperar un par de horas para coger el avión. Una vez ya en el aire, en German Wings a esa hora sirven un bocadillo, y no había pedido nada sin gluten, aunque tampoco habría podido comerlo porque soy alérgico al pescado y el bocadillo sin gluten que daban era de salmón ahumado.
Cuando le comenté a la azafata me dijo que no tenía nada pero, lo mejor de todo el viaje, fue que la señora que tenía al lado, era también celíaca y me ofreció un snack de ALASKA, unas barritas rellenas de crema de leche, ¡Fue genial! A modo de agradecimiento, le di un listado entero de restaurantes sin gluten en el centro de Barcelona que había ido recopilando gracias a la app de Celicity.
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