Los micronutrientes, compuestos por las vitaminas y minerales, reciben este nombre debido a la baja cantidad que requiere nuestro organismos en proporción a los macronutrientes ingeridos; esto es, portína, carbohidratos y grasa.
Quizás esta baja cantidad requerida sea el desencadenante de la poca atención que reciben a la hora de estructurar nuestra alimentación. Sin embargo, juegan un rol fundamental en la salud y, máxime, en la salud del deportista.
Llevar una dieta rica en macronutrientes y micronutrientes, equilibrada, y variada, puede ser el factor determinante a la hora del desarrollo muscular, la producción de energía y la congestión del tejido muscular. A continuación, citaremos algunos de los minerales más relevantes en cuanto a la actividad deportiva se refiere:
- Calcio: Fuertemente ligado a la excitabilidad neuromuscular; esto es, está vinculado de forma directa con el envío del impulso nervioso que ordena la contracción muscular.
- Hiero: Aunque no podemos catalogarlo como mineral estrictamente hablando, lo agrupamos dentro de los llamados «micronutrientes» por la cantidad requerida por nuestro organismo.
Tiene un papel determinante en el transporte de oxigeno a todo nuestro organismo. - Potasio: Todas las células lo poseen por componente, y sus niveles aumentan de forma directamente proporcional al aumento de masa celular.
Una correcta ingestión de potasio nos ayudará, además, a mejorar significativamente nuestra flexibilidad. - Fósforo: Interviene en la producción de energía, siendo el componente de la unidad energética vinculada directamente a la masa muscular, el ATP.
- Sodio: Encargado de la irritabilidad de las células, desempeña un importante papel en la contracción muscular, lo cual permite el movimiento adecuado.
Como vemos, todos y cada uno de ellos están ligados directamente a la actividad física, haciendo que nos veamos obligados a resaltar su importancia en la dieta, así como a reivindicar su adecuado consumo a fin de conseguir unos mejores resultados y recuperación tras la actividad.