El té es empleado desde tiempos ancestrales en China como la «bebida de la salud«, es dirurético, antibiótico, ayuda a regular el tránsito intestinal, activa el metabolismo del hígado y reduce los niveles de grasas, el colesterol malo (LDL) y también el ácido úrico.
En concreto, el conocido como «té de los emperadores» o Pu-Erh (té rojo) es el que mayor asociación posee con el mundo deportivo. De hecho, la teína que contiene nos mantendrá activos durante toda la sesión de trabajo, siendo esta liberada en la sangre de forma más lenta que la cafeína, con la cual sufrimos el riesgo de tener un «bajón» a mitad del entrenamiento.
Esta sustancia es un alcaloide estimulante del SNC (Sistema Nervioso Central) y aumenta la presión sanguínea, con lo que conseguiremos un mayor bombeo (congestión) y, por ende, una mayor y más ágil irrigación de nutrientes.
Un punto a tener en cuenta es que, por la actuación comentada sobre el SNC, debe ser limitado en embarazadas o personas que sufran de hipertensión. Siendo la cantidad recomendada para el resto de unas 3 tazas diarias.
También es digno de mención los efectos que puede provocar en sinergia con otras sustancias. Por ejemplo, tomado junto a un zumo de pomelo, puede incrementar los niveles plasmáticos de teína, acentuando, así, todos sus efectos. Por otro lado, la leche puede llegar a inutilizar sus efectos antioxidantes, por lo que no se recomienda tomar ambas bebidas en el mismo lapso de tiempo.
Por último, veremos las propiedades específicas que el té rojo nos brinda:
- Aumenta el gasto calórico, por aumentar el metabolismo del organismo, de esa forma, quema calorías más rápidamente.
- Es un excelente desintoxicante hepático, lo cual ayuda a eliminar toxinas y residuos del cuerpo.
- Facilita la digestión de las comidas con alto contenido graso. Estimula la actividad vesicular, emulsionando mejor las grasas.
- Es un excelente antioxidante, por lo tanto ayuda a la renovación celular.
- Es diurético, estimula al riñón a eliminar el exceso de líquidos.