El ejercicio físico debería de ser un complemento casi obligado a la alimentación sana, ya que sus beneficios son bastante notables en nuestra salud en un espacio de tiempo muy corto, pero como todo, lo más difícil no es empezar, sino mantenerse. ¿Por qué? Porque normalmente vamos al gimnasio de tres a cuatro veces en semana, lo que hace más lenta la asimilación de los ejercicios y por ende del hábito.. La práctica de ejercicio debería de ser más habitual para que ésta se convierta en un hábito saludable.
[pullquote_right] lo más difícil no es empezar, sino mantenerse[/pullquote_right]
Si haces ejercicio cada día es más fácil que se convierta en un hábito porque se vuelve algo automático y que con el tiempo, tu cuerpo mismo te lo pedirá a diario en lugar de 2 o 3 veces a la semana. El ejercicio no tiene que ser una lucha constante, sólo que sea parte de tu rutina diaria.
Una rutina diaria de ejercicios físicos, no se alcanza entrenando dos semanas si y una no, un hábito saludable se fabrica realizando ejercicios físicos durante un largo tiempo indeterminado en el que nuestro cuerpo estará cambiando por completo la forma en que lo tratamos.
A continuación, os damos unos sencillos consejos que os servirán de ayuda para que consigáis hacer del ejercicio un hábito diario y saludable:
- Busca un compañero: Entrenar con alguien, ya sea un amigo, familiar, pareja, compañero de trabajo, o cualquier persona conocida tuya, te hará sentir que tienes un compromiso con esa persona y contigo mismo. Elige cual es el mejor momento para hacer frente a este nuevo hábito – mañana, mediodía, tarde – y permanece fiel a ese horario. Si entrenas solo o sola, es más fácil que decidas no ir al gimnasio ese día en busca de más tiempo y más energía y lo dejes rápidamente para mañana, pasado mañana o la semana que viene dejando de lado cualquier similitud con un hábito saludable.
- Un recordatorio: Si utilizamos recordatorios para todo lo demás en la vida, también podemos hacerlo para ir al gimnasio: la alarma que suena del teléfono móvil, un correo electrónico enviado a ti mismo o un post-it en la puerta principal, son algunas maneras de recordar cada día que es el momento de ponerte en movimiento. Tómatelo así, no falles y oblígate.
- Comienza con algo pequeño: Este es quizás uno de los consejos más útiles, ya en muchos casos, hay personas que abandonan un buen proyecto de hábito por excederse en la primera semana de éste. Un hábito saludable de ejercicios físicos se consigue poco a poco y cuanto más tranquilos lo hagamos, más sólido y duradero será. Cuando se inicia un régimen de ejercicio, estamos motivados y llenos de energía, creemos que somos capaces de hacer más de lo que realmente se puede. Exagerar, y hacer cosas que no podamos en un principio es desmotivante. Una vez más, ahí se va el hábito.
- Los progresos déjalos para más tarde: Cuando el cuerpo ya está acostumbrado al gimnasio todos los días, puede empezar a aumentar la cantidad y la intensidad del ejercicio. Sin embargo, debes esperar por lo menos dos semanas antes de hacer cualquier cambio – este es el tiempo mínimo que necesita el cuerpo para adaptarse. Cuando la rutina de ejercicio ya es demasiado fácil de ejecutar, puedes empezar a aumentar la duración de las sesiones hasta un máximo de 50 minutos en musculatura y 60 en ejercicios cardiovasculares. Tienes también que aumentar la intensidad del ejercicio, pero no trates de hacer ambas cosas al mismo tiempo.
- Me encanta hacerlo: Asociar este nuevo hábito a algo bueno, es sin duda una de las mejores ayudas para llevarlo a cabo de la manera más responsable. Busca rutinas que te hagan el entrenamiento más divertido y llevadero. Yo, por ejemplo, me tomo mi rutina diaria como un tiempo personal, reservado exclusivamente para mi, en el que me cuido y hago algo bien por mejorar mi salud.
- Organiza todo lo referente al equipo que utilizarás: Es bueno que tengas todo muy bien organizado antes de irte a realizar tu labor de ejercicios. Así evitas el ponerte perezoso al cambiarte y buscar y preparar todas las cosas que utilizamos para entrenar. Si tienes que levantarte temprano y encima te toca pasar un buen rato buscando el equipo, estarás tentado de volver a la cama inmediatamente. Por lo tanto, debes de dejarlo todo preparado y evitar a toda costa los obstáculos desalentadores que seguro, se te pondrán por delante.
- No caviles y vete a practicar tu rutina: Este paso es crucial. No te detengas a pensar lo que vas a hacer, cuánto tiempo vas a entrenar o cualquier cosa que te haga divagar de tu ejercicio. Ponte tus zapatos deportivos, coge la bolsa de deporte (el macuto) y sal de casa volando.
- Evita la monotonía: Cualquier hábito puede ser monótono, por lo que es necesario variar de vez en cuando. Intenta ir al gimnasio por distintos medios: Caminando, corriendo, en bici…, por ejemplo también, en lugar de hacer pesas todos los días, cambia a la elíptica y una clase de spinning o gap, en vez de hacer ejercicios aeróbicos solamente, también puedes practicar algunas clases de Pilates o yoga.
- Día de descanso: Descansar y recuperar el cuerpo es tan importante como el ejercicio físico. En la fase inicial, con 15 o 20 minutos de ejercicio diario, no necesita un día de descanso, pero cuando estés haciendo más de media hora de ejercicio al día, tienes que parar. Ahora, la idea no es una parada completa, de lo contrario dejaría de ser un hábito, lo ideal es realizar estiramientos o caminar de manera suave para recuperar y soltar los músculos.
- No te saltes días: Es muy fácil caer en la tentación de decir «yo hago gimnasia durante 5 días consecutivos por eso hoy no lo necesito.» Evita auto-engañarte a ti mismo y ve a entrenar. Formar un hábito requiere práctica y la clave del éxito es la constancia.
Ahora que ya sabéis como crear del ejercicio un hábito saludable, no tenéis excusa para no intentarlo. No cuesta nada y siempre, siempre, siempre, ganamos en salud.
¡Feliz viernes y feliz fin de semana!