La harina de castañas es el resultado de la molienda de las castañas, que puede emplearse sola o mezclada con otras harinas. Constituye la base principal del pan de castañas, producto dulce de agradable aroma que puede conservarse fresco durante varios días.
Se ha creído durante largo tiempo que el castaño era originario de Oriente y que en la época romana fue cuando se introdujo en Europa. Pero excavaciones de zonas prehistóricas han contrastado esta información al encontrar restos en Europa mucho anteriores, por lo que la planta se clasifica como de indígena del clima mediterráneo. Italia es el país pionero en el cultivo desde tiempos ancestrales.
La harina de castaña ha sido muy empleada en épocas de escasez de alimentos como sustituto de la harina de trigo en la elaboración de pan. En España, hacia mediados del siglo XVIII, la producción de castañas sufrió un duro golpe a causa de una plaga que casi hizo desaparecer este producto, lo que originó, por ejemplo, que se iniciase el cultivo de la patata en Galicia.
El sabor de la harina de castañas es ligeramente dulce y de esencia aromática y ahumada le otorgan un carácter único tanto a alimentos dulces como a salados. Por ejemplo, sustituir la harina que se espolvorea en un braseado de ternera por harina de castañas constituirá un acicate añadido a su delicado sabor; reemplazar la harina de uso general por la misma cantidad de harina de castañas, beneficiará a la densidad que requieren los panes rápidos (fermentados sin levadura), como los muffins. La harina que se elabora con frutos secos no es realmente harina y contiene únicamente proteínas y grasas, por lo que no se eleva al hornear y debe ser utilizada con moderación.
La harina de castaña es un super alimento, no contiene gluten, tampoco sodio, y con alto contenido en potasio, es muy buena para aquellas personas que padecen problemas de arterioesclerosis y de riñón y ayuda a prevenir la hipertensión.
Es una buena fuente de minerales; magnesio, manganeso, calcio, zinc, hierro y fósforo, según algunos estudios se les atribuyen propiedades tanto antiinflamatorias como vasculares reconstituyentes. También es rica en hidratos de carbono, fundamentalmente en forma de almidón y mucha fibra sobre todo no soluble que ayudan al funcionamiento del tránsito intestinal y previenen el cáncer del colon. Gracias a sus carbohidratos complejos, el cuerpo absorberá lentamente los nutrientes, manteniendo así los niveles de azúcar y creando un nivel de saciedad, adecuado para los diabéticos.
Para hacer tu propia harina de castaña sólo necesitas poner en el vaso de la Thermomix, en un procesador de alimentos o en una batidora potente las castañas secas y triturarlas hasta que quede un polvo fino. El proceso es ruidoso y turbulento ya que las castañas son duras. Para secar las castañas puedes hacerlo de manera natural o en el horno, metiéndolas primero con cáscara, y una vez sea fácil de retirar, volver a hornear las castañas esta vez sin la cáscara.
¿Habéis utilizado alguna vez este tipo de harina? ¿En qué receta?
Por si es la primera vez que te dispones a trabajar con ella, aquí te dejamos una videoreceta para hacer pan utilizando harina de castañas, un pan con el toque otoñal que le confiere el aroma de las castañas secas.
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