Los factores de crecimiento, también conocidos como GF (growth factor), junto con lar hormonas y los neurotrasmisores juegan un papel fundamental en la comunciación intercelular. Por lo general, los GF están compuestos por varias sustancias, la gran mayoría de naturaleza protéica, y tienen por función principal el control del ciclo celular, viéndose incrementado el tamaño celular durante la síntesis proéica.
La función de los factores de crecimientos se ve determinada por los diferentes mecanismos que controlan la actividad genética, véase:
- Control extracelular.
- Modulación de emisión de señal por el receptor.
- Control de la respuesta celular.
- Transcripción y traslación del gen del factor de crecimiento.
Existen diversos tipos de factores de crecimiento, entre los cuales, y debido al ámbito que nos ocupa en este blog, resaltaremos el factor de crecimiento insulínico tipo 1: IGF-1, el cual posee múltiples aplicaciones en el mundo del deporte, el fitness y la musculación. Veamos alguna de ellas:
- Incrementa el rendimiento físico, mental y la resistencia.
- Regula la división y diferenciación celular, fortaleciendo el múculo durante el entrenamiento.
- Desempeña un papel fundamenta en el envejecimiento celular.
- Actúa en el sistema nervioso, fundamental mente, en el crecimiento y desarrollo neuronal. Lo que lo convierte en un neurotrófico.
- Estimula el crecimiento de los huesos y músculos.
- Interviene en la comunicación neuromuscular.
El IGF-1 no es una sustancia peligrosa, de hecho, es empleado en niños con trastornos del crecimiento, así como en lesiones deportivas (desgarramientos fibrilares, lesiones en tendones y articulaciones,…).
Se asocia, además, a una mejora en enfermedades como la diabetes mellitus, la Esclerosis Lateral Amiotrófica, cirrosis hepática y osteoporosis, y podría ser de utilidad en el tratamiento de demencias como el Alzheimer, según un reciente artículo de Molecular Psychiatry.