Como os comenté en posts anteriores, estoy haciendo un “Executive Education” sobre Marketing Industrial en EADA, una escuela de negocios de Barcelona. Se trataba de un mini-máster, muy intensivo, donde tocamos todo lo relacionado con el Plan de Marketing y conocimos distintas herramientas para trabajar en el ámbito B2B.
Como en todo máster, sea del tamaño que sea, hay hacer un proyecto final. Esto está muy bien porqué puedes asentar las bases teóricas aplicándolo a tu trabajo y además, conoces mejor a tus compañeros de grupo.
Aunque en esta clase éramos todos de Cataluña, uno era de Girona, el otro de Barcelona, otra de Mollet y yo de Sabadell, así que quedamos para trabajar en el Hotel Mercure de Vilanova del Vallès, al lado de la Autopista AP-7, en la salida 13, km 12,5.
El caso es que el último día, ya «finiquitábamos» el trabajo y se nos hizo tarde. Eran las 21.30h y estábamos acabando la bibliografía muertos de hambre así que decidimos quedarnos a cenar allí.
Nunca había estado en un Mercure, de manera que lo primero que hice, antes de sentarnos fue hablar con el camarero para ver si tenían algo sin gluten y… ¡BINGO, había pasta y pan!
Tenía tanta hambre que me pedí unos espaguettis boloñesa y encima me comí la barrita de pan entera, que estaba acabada de tostar. Cenamos muy descansados porqué estabamos acabando ya un proyecto en el que llevábamos 6 meses trabajando. Yo estaba súper contento todavía más porque estaba disfrutando de un plato de pasta y pan recién horneado con aceite y sal buenísimo.
Como véis, cada vez tenemos que preocuparnos menos porque los restaurantes se van sumando al carro del «sin gluten», ¡Ya era hora!