Tal y como había acordado con Rocío, nuestro próximo encuentro sería en Madrid. Aparqué la moto en Barcelona Sants, cogí el AVE y me encontré con ellos en la estación de Atocha, al lado de las cabezas de Bebés de Antonio López. Me recogieron allí y fuimos directos al corazón de Madrid, en la Cava Baja, a tapear y disfrutar de una buena cena.
A la primera taberna que me llevaron fue la Taberna La Concha, al principio de la calle, dónde tapeamos todo sin gluten. ¡El novio de Rocío comió sin gluten los tres días que estuve allí con ellos! ¡Qué grande!
Nos sirvieron un aperitivo de nachos con hummus, luego pedimos una ración de cecina con queso parmesano, unas tostadas con foie y mermelada, una ración de pollo al curry, jamón de pato con naranja y unas fresas con nata y chocolate.
Al salir de allí, todavía nos quedaba algo de hambre y como había una pizzería que Rocío también quería probar, andamos un poco más adentro y, en la misma calle Cava Baja, entramos al Ristorante Emma y Julia, ¡dónde nos partimos un par de pizzas bastante buenas!
Luego fuimos a dormir a Colmenar Viejo, a casa de Rocío, donde sus padres nos esperaban despiertos para saludarme. La verdad es que fue genial compartir con ellos el desayuno, ya que su madre también es celíaca y su padre ya come casi todo sin gluten.
Durante el día, aprovechamos para visitar Colmenar Viejo, un pueblo cerca de Madrid: visitamos el museo de historia, el museo del vino y, a la hora de comer nos fuimos a la Taberna Manolo a comernos una hamburguesa colosal,de esas que pueden con uno. Después de una ración de patatas con tres salsas distintas (queso, barbacoa y alioli), me trajeron una hamburguesa de 800gr y ¡me la comí casi toda!
Por la tarde fuimos a visitar la iglesia, con una visita guiada junto a un amigo de la familia de Rocío, la vimos entera, ¡qué pasada! Luego fuimos a tomar algo a la Plaza mayor, donde había un par de bodas y pasamos la tarde paseando y disfrutando del buen tiempo.
Por la noche, habíamos quedado con su novio y una amiga suya para ir a cenar a Madrid, al restaurante La Mordida, una cadena de restaurantes mexicanos que tienen casi todo sin gluten.
Después de cenar, fuimos a tomar una cerveza al Bar Irlandés de al lado, dónde servían Damm Daura y, tocadas las 2 de la mañana fuimos a casa a dormir.
Al día siguiente nos levantamos tarde y fuimos a desayunar a Celicioso, una pastelería especializada en el “sin gluten” que está triunfando por Madrid y desde hace poquito también en Marbella.
Luego fui a la estación para comer con otra amiga, y seguidamente de vuelta a Barcelona.
Y vosotros, ¿Qué sitios sin gluten conocéis en Madrid? ¿Alguno digno de mencionar y recomendar? Déjanos un comentario aquí abajo o bien descarga nuestra app gratuitamente y ¡Comparte tu “sabiduría celíaca” con toda la comunidad Celicity!