La obesidad se convierte cada vez en un peor problema para nuestra sociedad y desafortunadamente no se toma como lo que es: una enfermedad tan seria como cualquier otra y tan mortal también. El mayor culpable de este problema son los malos hábitos alimenticios que tenemos desde pequeños, cuando nos enseñan que comer alimentos procesados está bien, porque son sabrosos o porque son fáciles de preparar.
La alimentación sana es la clave para la pérdida de peso y para cambiar nuestro estilo de vida para siempre y aunque no lo parezca, hay muchas opciones para lograr nuestros objetivos. Una de esas es tener una dieta de comida cruda, algo que muchas personas veganas y vegetarianas practican con frecuencia y que por supuesto, tiene muchísimos beneficios.
¿Te has fijado que cuando, por ejemplo, cocinas espinacas en agua, ésta queda de color verde y las hojas quedan marchitas? Bueno, esa agua verde contiene todos los nutrientes que nos hacen falta para estar sanos y lo que comemos, que son las hojas, ya han perdido lo que es realmente bueno, solo por cocinarla unos minutos.
Eso es lo que le hace muchas veces a la comida cuando la cocinamos, pierde enzimas, nutrientes y agua que son perfectos para que la digestión de nuestro cuerpo funcione mejor. Por otro lado, cuando una fruta o un vegetal no llega al proceso de cocción posiblemente evite grasas, sodio, más calorías y perdida de fibra que simplemente son necesarios.
Esto no quiere decir que nunca más podrás comer algo cocinado, pero, siguiendo con el ejemplo de la espinaca, una taza de este vegetal crudo en una ensalada te proporcionará muchos más nutrientes que dos tazas de la misma cocinada. Como resultado tendrás comida más apetitosa en el plato, también gastarás menos dinero porque rendirá mucho más y el tiempo de preparación se reducirá muchísimo.
La comida cruda es una gran adición para alguien que trata de cambiar su estilo de vida. Podemos intentar añadiendo platos crudos varios días a la semana y probar, porque seguramente nos encantará.