Como os contaba en el artículo anterior, saliendo de Hadrian’s wall, me dirigí hacia Glasgow, dónde me encontré con Nora, la chica madrileña que conocí en Bristol, en el festival de globos aerostáticos.
Fuimos a visitar la Necrópolis, un cementerio de esos que ponen los pelos de punta por sus tumbas.
Luego fuimos al centro y me contó por qué los bancos llevan nombres de personas. Resulta que las familias se encargan de mantener ese banco y a cambio, el ayuntamiento les deja poner la inscripción que ellos quieren. Después de hacer el turista, fuimos a cenar a un Italiano, el restaurante Pulcinella de la calle 167 Hope Street de Glasgow.
Al día siguiente, estaba solo en Glasgow y aproveché para visitar la catedral, que estaba en obras y visité de nuevo el centro y la universidad.
A la hora de comer fui a la cadena “Thank´s God it is Friday (TGI FRIDAY)”, que tiene un menú entero sin gluten y preparan unas hamburguesas que se me hace la boca agua nada más de pensarlo.Además, allí si es tu cumple vienen a cantarte todas las camareras.
Por la tarde me acerqué a un parque enorme. Después de andar toda la tarde, se puso a llover y me refugié en el Costa Coffee del 67 St Vincent Street, dónde tomé un agua y un brownie sin gluten similar al del Starbucks.
Fui al hotel a cambiarme de ropa y luego a cenar un plato de pasta en el Jamie’s Italian Glasgow en 1 George Square.
Al día siguiente me dirigía a la Isla de Skye, parando en un monumento homenajeando a los caídos en la guerra y en Fort Williams, en el otro lado de Inverness, en una de las puntas del Lago Ness.
Por el camino admiré el Castillo Eilean, que ha aparecido en unas cuantas películas. No entré porqué había quedado en Portree (donde vi por primera vez una iglesia a la venta) con una compañera italiana del trabajo y su familia, que estaban por allí. Llegué al hotel Kings Arms Hotel en Kyleakin, fui al restaurante Harry’s a comer algo, aunque allí me costó un poco hacerles entender lo que me pasaba y luego me dirigí a Portree. Ese día cené con ellos en la furgoneta.
A mitad de camino hacia Inverness, paré a visitar el castillo de Urquhart, está en ruinas, y conocí la historia de los clanes y diferentes guerras que habían pasado por esas tierras. Hice unas cuantas fotos, me puse un casco y un escudo y luego seguí mi aventura para ver si encontraba al monstruo, ¡Y vaya si lo encontré!
Visité el museo que explica todas las veces que se “ha visto” el monstruo y todos los estudios y proyectos que se han hecho para encontrarlo, y al salir, ¡Allí estaba!
Luego me dirigí a Inverness dónde conocí a una chica australiana que estaba viajando sola. Pero eso ya os lo contaré la semana que viene en el siguiente post…
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