Hoy iniciaremos una nueva serie compuesta por tres entregas en las que intentaré acercaros cuanto me sea posible las vías a través de las cuales es posible generar la mayor cantidad de músculo posible.
En esta primera entre de «3 Formas de ganar músculo» comenzaré por hablaros del más clásico, y puede que incluso evidente: Levantamientos pesados.
Cuando realizamos repeticiones con un kilaje relativamente pesado, logramos estimular el desarrollo muscular gracias a la producción de micro–traumas en el músculo, mediante procesos neurales (gracias al reclutamiento de fibras musculares rápidas) y a través de un favorable estado hormonal gracias a la producción elevada de hormonas anabólicas.
La sobrecarga progresiva que tanto recomendamos, por tanto; es decir, una adecuada progresión de pesos, ondulada o lineal, cobra gran importancia en el desarrollo muscular, ya que estamos forzando a nuestros músculos a hacerse más resistentes ante paulatinos incrementos en el peso con el que trabajamos.
Además, por si fuese poco, el ejercicio pesado tiene como beneficio adicional la activación del sistema nervioso central, lo que lo vuelve mucho más eficiente a la hora de captar unidades motoras en ejercicios posteriores.
Por si fuese poco lo dicho, un entrenamiento pesado nos brinda una mejora en la densidad muscular y el tono miogénico; es decir, la dureza del músculo en reposo.
Debemos aclarar que cuando hablamos de «trabajo pesado» no reducimos el espectro a trabajar con nuestro 1RM, ni mucho menos. Lo ideal sería mover kilajes en torno al 85% de nuestro máximo para unas 6-8 repeticiones si hablamos de sujetos intermedios o principiantes; y en torno al 90% para 3-5 repeticiones para sujetos avanzados.